Ruy Diaz de Melgarejo: Nació por el año 1509, en el testamento que dejó decía que procedía de Salberás una pequeña aldea de Sevilla - España. Su madre Beatriz de Roelas y su padre Francisco de Vergara.
Desde muy
joven atraído por las armas, ingresó en las legiones del Emperador
Carlos V. Combatió en los campos de Francia e Italia. A finales de marzo
de 1541 viajó a América en la armada del Adelantado Alvar Núñez Cabeza
de Vaca, desembarcó en la Isla Santa Catalina, para pasar posteriormente
a la Asunción, donde llegó en marzo de 1542.
Cumpliendo
así un papel de relevancia en la conquista y colonización del Río de la
Plata, donde su figura se yergue como la de un soberbio castellano, que
participó activamente, en la azoroza política rioplatense, y que logró
realizar con férrea firmeza, la obra de conquistador y colonizador. Fiel
a sus principios, defendió con tesón inigualado al Segundo Adelantado
del Río de la Plata, Alvar Núñez Cabeza de Vaca. Fue así que luego del
motín de la noche del 25 de abril de 1544, que terminó con el
apresamiento del Adelantado, a quién le echaron mano, le pusieron grillo
y le metieron en una mazmorra obscura con cincuenta soldados de
guardia, Ruy Díaz de Melgarejo, se presentó con su arma a defenderlo,
sin poder hacer nada, debido a la cantidad excesiva de guardias.
Su lealtad a
Alvar Núñez Cabeza de Vaca, en la lucha por adueñarse del gobierno
provocada por los partidarios del Adelantado y de Domingo Martínez de
Irala, fue insobornable. Apresamientos, confinamientos, y persecuciones ,
no daño su espíritu, al contrario, le sirvió de estímulo para sostener
con más bríos su posición Alvarista, al lado de sus compañeros de causa:
Juan de Zalazar y Espinosa, Francisco Ortiz de Vergara, Alfonso
Riquelme Diego de Abreu y otros. Luego fue apresado en el Brasil.
Luego de ser
liberado en 1555, se dirigió a las costas del Atlántico, se situó en
San Vicente acompañado del Bávaro Ulrico Schmidl primer cronista del
Paraguay y viviendo ahí por muchos años. Contrajo matrimonio con una
dama, Elvira de Carbajal. En 1555 retornó a la Asunción, y desde
entonces arrancó sus arriesgadas empresas fundadoras en la región del
Guaira. Designado por Irala para colonizar la región tránsito obligado
en la comunicación de la Asunción con el mar. Fundó con 100 hombres en
1556 durante el mandato de Gonzálo de Mendoza, la Ciudad Real a tres
leguas al norte de Ontiveros. Mandó construir una iglesia; distribuyó
tierras a los vecinos de la Asunción que lo habían acompañado; realizó
un censo y construyó una casa para sede de la autoridad designada para
esa población. Melgarejo permaneció 7 años en la región del Paraná. En
el año 1569 gracias a su prestigio personal y dotes de hábil político se
convirtió en Jefe de la Provincia del Guaira.
Durante el
gobierno de Juan de Garay, y con el objetivo de expandir la conquista,
el Capitán Melgarejo partió en febrero de 1570 con cuarenta hombres y 35
caballos de la Ciudad Real, luego de un largo viaje de 50 leguas, llegó
a la región del Cuarajhy-bera (resplandor del sol). El 14 de mayo de
1570, levantó los cimientos de VILLA RICA DEL ESPÍRITU SANTO. El mito
del oro animó a Melgarejo a fundar el nuevo pueblo, y aunque se
desvaneció pronto la leyenda mágica del quimérico metal, la posibilidad
de crear nuevas riquezas con el cultivo de las tierras guaireñas justificó plenamente el nombre
de VILLA RICA DEL ESPÍRITU SANTO bautizándola así a la nueva población.
La única
destinada a sobrevivir entre las poblaciones coloniales de la Provincia del Guaira.
Dedicó
treinta años de su vida al gobierno del Guaira, combatiendo a los Tupíes
que hacían estragos entre los Guaraníes de la región; fomentando así la
producción ganadera, la forestal, extracción de cera y la búsqueda de
oro. Diez años más tarde, Juan de Garay ordenó nuevamente a Melgarejo, a
fundar Santiago de Jerez, sobre el Mboteteide.
En 1590, el
Capitán Melgarejo se retira a la vida privada. Aquella vida transcurrida
en medio de sobresaltos, de constante batallar, tenía que llegar al
final. Cincuenta y cuatro años de permanencia en estas tierras, agotó
sus energías.
Fue así que
el 5 de abril de 1595, en la casa de su hija Isabel de Carbajal,
Melgarejo redactó su testamento ante el Escribano Francisco Pérez de
Burgos, en donde dio a conocer sus últimos deseos. A su hijo natural
Francisco de Guzmán, legó su espada y daga. A sus hijos Hernando, Isabel
y Beatriz, la estancia que poseía en el distrito de Tobati.
Finalmente
fallece siete años más tarde en 1602. Su última voluntad fue: que mi
cuerpo sea enterrado en la Iglesia del Bienaventurado San Francisco de
ésta Ciudad, en la sepultura que está enterrado mi hijo Don Gonzálo
Martel de Guzmán.
Fuente: Museo Fermín López
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